martes, 4 de diciembre de 2012

PAGINA 6

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Cada vez hay mas gente que acude  en ayuda del Espíritu Santo 
Jehová da «espíritu santo a los que le piden»
«Si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!» (LUCAS 11:13.)
«ESTO es demasiado para mí. Únicamente con la ayuda del Espíritu Santo podré soportarlo.» ¿Ha expresado alguna vez estos sentimientos? La mayoría de los cristianos lo han hecho. Puede que usted se sintiera así cuando se vio aquejado por una enfermedad grave, o cuando su cónyuge de toda la vida falleció. O tal vez cuando su carácter alegre quedó ensombrecido por los nubarrones de la depresión. En esos momentos dolorosos, quizás haya sentido que si salía adelante, era solo porque el espíritu santo de Jehová le daba «el poder que es más allá de lo normal» (2 Corintios 4:7-9; Salmo 40:1, 2).
2 Los cristianos verdaderos tenemos que soportar cada vez más presiones y oposición de parte de este mundo perverso (1 Juan 5:19). Además, por ser discípulos de Cristo sufrimos ataques del propio Satanás, quien guerrea sin piedad contra los que «observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar testimonio de Jesús» (Revelación 12:12, 17). No sorprende, pues, que ahora más que nunca necesitemos la ayuda del espíritu de Dios. ¿Qué podemos hacer para continuar recibiéndolo en abundancia? ¿Y por qué podemos estar seguros de que Jehová está muy dispuesto a darnos las fuerzas que necesitemos en los momentos difíciles? Hallamos las respuestas en dos ilustraciones de Jesús.
¡Cuánto vale  la oración!
En cierta ocasión, un discípulo de Jesús hizo esta petición: «Señor, enséñanos a orar» (Lucas 11:1). En respuesta, Jesús relató dos ilustraciones rela-cionadas entre sí. La primera trata sobre un hombre que recibe a un huésped, y la segunda, sobre un padre que escucha a su hijo. Veámoslas en detalle.
4 Jesús dijo a sus discípulos: «¿Quién de ustedes tendrá un amigo e irá a él a medianoche y le dirá: ‘Amigo, préstame 3 panes, porque un amigo mío acaba de venir a mí de viaje y no tengo qué poner delante de él’? Y aquel, desde dentro, en respuesta dice: ‘Deja de causarme molestia. La puerta ya está asegurada con cerradura, y mis niñitos están conmigo en la cama; no puedo levantarme y darte nada’. Les digo: Aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, ciertamente por causa de su persistencia atrevida se levantará y le dará cuantas cosas necesite». A continuación, Jesús pasó a indicar la relación entre esta parábola y nuestras oraciones a Dios: «Por consiguiente, les digo: Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, y todo el que busca halla, y a todo el que toca se le abrirá» (Lucas 11:5-10).

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