miércoles, 14 de enero de 2009

CUARTA MARCHA POR JAIRO GONZALEZ



Fotos: Gentileza de Celeste Zarandón



Los amigos y vecinos de Jairo prometen seguir marchando hasta que se haga justicia con los asesinos
Popular.-
Ante tanta injusticia solo queda gritar, pedir justicia para un joven de 25 años que fue asesinado por un policía de la provincia. Sus familiares no han bajado los brazos ante tanta presión y manipulación; seguirán luchando y marchando hasta tener una respuesta que haga menos duro el dolor de haber perdido un hijo, un esposo, un padre, un amigo extraordinario como era Jairo.Es necesario que la sociedad tome consciencia de lo que está pasando, que existen policías que matan, que no protegen a la comunidad. No será suficiente con mirar las noticias en la televisión o leer los diarios de vez en cuando sentados cada uno en sus hogares; es hora de que el pueblo salga a las calles y pida aquello que no tiene, que pida protección, seguridad... que pida la justicia que prometen en campañas electorales, de la cual se olvidan todos al asumir. San Luis está acostumbrado a permanecer siempre en el mismo lugar, a depender de las comida que da una mano que promete en cada gobierno no cerrarse, está acostumbrado a conservar el orden en las calles, pero es ahí cuando debemos asustarnos, porque cuando el pueblo no se expresa, se agrava el problema; cuando el ciudadano queda cegado entre tanta porquería colectiva siente que su voz no vale, que debe quedarse como está, por que inocentemente cree que es posible que mañana esté peor.Destapemos esta caserola, exijamos que nos den lo que es nuestro por ley, reclamemos, resistamos. Juntos es como se debe hacer.
“Siento que hay
mucha impunidad”
María de los Ángeles Guerra, viuda de Jairo González, se siente indignada porque el Juez Sabaini Zzzapata consideró que el alferez Garay Lepez disparó el arma reglamentaria sin intención de matar a Jairo y dejó en libertad al policía.
Ayer, la propia fiscal actuante, Elizabeth Gimenez justificó esta delicada cuestión jurídica al decir que
de ninguna actuación de la causa surge acreditado el elemento “dolo”. Dice expresamente que no hubo intenciòn de matar”. Muy por el contrario, de todas ellas, si el resultado letal se produjo fue en todo caso, por imprudencia, negligencia o impericia en el arte o profesiòn o inobservancia de reglamentos o deberes a cargo del que causare a otro la muerte».

Los dos policías están en plena libertad

A raiz de este cambio de carátula, el alférez Gabriel Garay Lépez quedó en libertad. Y por estas horas debe andar por la calle como cualquier hijo de vecino.
A los señores abogados habría que hacerles algún análisis para si no se les ha corrido algún coágulo o algo por estilo. El caso de Jairo, es igual o peor que el de tantos otros ocurridos en la dictadura militar, donde dos uniformados gatillaban sobre la cabeza de sus víctimas, previo a los tormentos del miedo y el atropello en medio de la calle y a la luz del día.
Matar está mal, está prohibido por todas las leyes en todo el continente... También los jueces de la dictadura se tomaban el trabajo de darle un marco legal adecuado a las muertes y torturas.
Jamás un argumento legal podría justificarse para que el fin justifique los medios. Los grandes estudios de culpabilidad, dolo y circunstancias han sido estudiados en detalle, principalmente después de tantos atroces crímenes ocurridos en los últimos años y casi todos coinciden en echar por tierra las victimizaciones de los ejecutores.
Ayer, mientras los vecinos y amigos de la víctima concluían la tercera caminata frente a las escalinatas del Poder Judicial. Entre ellos estaba María, la mujer de Jairo. La viuda dice sentir indignación por la determinación del juez Jorge Sabaini Zapata, quien modificó la calificación del hecho y definió anteayer la situación procesal de Garay Lépez en su carácter de magistrado subrogante del Juzgado del Crimen Nº3. Para el juez el expediente tiene las pruebas suficientes para mutar la calificación inicial que pesaba sobre el alférez -homicidio simple- por la de homicidio culposo, ya que consideró que no tuvo la intención de matar a González. “Estuvimos hasta las 10 de la noche en el Poder judicial. Siento que hay mucha impunidad, que todo esto fue manipulado. No puedo creer que un juez haya decidido que el policía que mató a mi marido ande suelto. Esto es aberrante”, dijo María.
“Tal como lo dijo el doctor Agúndez, nuestra familia siente esta medida como un manoseo. Yo fui testigo de todo lo que pasó, vi todo desde que llegaron y lo mataron. No hubo un forcejeo entre Jairo y el policía. El nunca le sacó el arma al policía. Retrocedió con las manos en alto, después se cayó al piso”, aseguró la viuda. María acompañó al abogado que la representa durante la indagatoria a Garay Lépez, el lunes. “Yo no podía hablar, pero lo miré todo el tiempo mientras hablaba. El agachó la cabeza. Si pudiera le preguntaría por qué actuó así. Tuvo muchas alternativas, hubiera usado otros métodos, no tenía razones para sacar el arma”, dijo María, madre de Lucas Alejandro, el único hijo de Jairo, de 7 años. Para María la conducta del auxiliar Diego Coria, que acompañaba a Garay Lépez, no es menos reprochable. “No hizo nada, por eso fue irresponsable. Fue un actor pasivo, un inoperante”, dijo. “Me parece que habría que revisar esta determinación de que una persona del Plan de Inclusión pueda portar un arma con tan solo 9 meses de formación.
Igual que en la dictadura
Con tormentos, amenazas de muerte, en plena calle y a plena luz; dos uniformados lo acribillaron de un balazo
Hubo tortura previa
María dijo y lo dice a los cuatro vientos: «Tres fueron los disparos que salieron de la 9 milímetros de Garay Lépez. Uno fue al aire, el segundo fue cerca de la pierna de Jairo y rebotó en un pino del playón y el tercero fue el mortal, el que dio en la cabeza.
El terror que debió sentir Jairo al momento de escuchar los disparos debe haber sido incomparable; sin embargo, ellos han buscado unos testigos falsos para justificar la crueldad.




La discusión

Tajante, María desestimó las versiones que indican que Jairo habitualmente la golpeaba. “Discutíamos de vez en cuando, es verdad. Pero no me pegaba. Ese día se cayó sobre la mesa de vidrio y la rompió. Eso causó un ruido muy fuerte. Los departamentos están tan cerca que los vecinos escucharon ese estruendo”, dijo. “Como padre era excelente. Nos conocimos hace 8 años. Al poco tiempo quedé embarazada y nos fuimos a vivir juntos. Era el único sostén de la casa”, dijo María, a quien un funcionario gubernamental le prometió un puesto de trabajo. Además de convivir con su hijo, María tiene a cargo a su madre. Tanto ella como el pequeño estaban en el departamento cuando se desató el altercado de la pareja. La madrugada previa ambos habían estado en el departamento de unos vecinos, tomando. “El había tomado, pero poco. La discusión empezó porque íbamos a ir al campo, yo quería que descansara, y él no. Ahí empezó todo”. Lucas, su hijo, no conoce las circunstancias de la muerte de su papá. “El dice que quiere ser policía, por eso solo le contamos que su papá se cayó, que lo llevaron al hospital y que se fue al cielo. Nada más. Todavía está shockeado”, dijo la joven.

No hay comentarios: