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Rosales le dijo: vos sos el «Sobrecito» Laborda .En un momento parecían dos bravucones de un potrero
San Luis. El ex concejal, Francisco «Pancho» Ro-sales se encontraba en el sector del público del recinto donde se desa-rrollaba la acolarada sesión del pasado miércoles. Los ediles de este Concejo Deliberante se habían reunido para tratar el tema del pedido de juicio político a Carlos Barbaressi. En un momento escuchó que el concejal Raúl Laborda dijo que no estaba de acuerdo con esta solicitud de juicio político y fue en ese momento que Rosales soltó su voz ronca (de allí, algunos le dicen Choco):
«Callate, si vos sos un mentiroso, que no valés nada, que te pasan un sobrecito para que digas lo que ellos quieren».
Laborda, se levantó de
su banca como leche hervida, o como si le hubieran puesto un cuete!. Típico de él, levantando su dedito, gritaba: «Yo… yo… yo no quiero que empiecen con los juicios políticos de nadie… etc, etc.».
Pero Rosales, también se levantó de su silla y le siguió gritando: «Callate, sos un mentiroso y todo el mundo lo sabe, vos no tenés ni 3 mil votos».
Laborda seguía enfu-recido: «Callate vos, decís que no tengo votos, y vos cuántos tenés, te desafío a que hagamos una elec-ción y veamos quién tiene mas votos. Yo también podría decir cualquier cosa, yo podría decir que vos sos P…,»
Rosales no se callaba: «Andá, vos sos el Sobrecito Laborda».
En otro rincón de este teatro de operaciones, Zulema Rodríguez Saá, veía que la cosa estaba poniéndose muy «calentita» y pidió «un cuarto intermedio».
San Luis. El ex concejal, Francisco «Pancho» Ro-sales se encontraba en el sector del público del recinto donde se desa-rrollaba la acolarada sesión del pasado miércoles. Los ediles de este Concejo Deliberante se habían reunido para tratar el tema del pedido de juicio político a Carlos Barbaressi. En un momento escuchó que el concejal Raúl Laborda dijo que no estaba de acuerdo con esta solicitud de juicio político y fue en ese momento que Rosales soltó su voz ronca (de allí, algunos le dicen Choco):
«Callate, si vos sos un mentiroso, que no valés nada, que te pasan un sobrecito para que digas lo que ellos quieren».
Laborda, se levantó de
su banca como leche hervida, o como si le hubieran puesto un cuete!. Típico de él, levantando su dedito, gritaba: «Yo… yo… yo no quiero que empiecen con los juicios políticos de nadie… etc, etc.».
Pero Rosales, también se levantó de su silla y le siguió gritando: «Callate, sos un mentiroso y todo el mundo lo sabe, vos no tenés ni 3 mil votos».
Laborda seguía enfu-recido: «Callate vos, decís que no tengo votos, y vos cuántos tenés, te desafío a que hagamos una elec-ción y veamos quién tiene mas votos. Yo también podría decir cualquier cosa, yo podría decir que vos sos P…,»
Rosales no se callaba: «Andá, vos sos el Sobrecito Laborda».
En otro rincón de este teatro de operaciones, Zulema Rodríguez Saá, veía que la cosa estaba poniéndose muy «calentita» y pidió «un cuarto intermedio».
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