viernes, 28 de septiembre de 2012

PAGINA 2

Populardesanluis@yahoo.com.ar
EDITORIAL
Libertad de prensa no es libertinaje

 Por Juan Alberto Gómez
Cuanta locura, actualmente se ve y escucha por los diferentes medios de comunicación, que sin ningún deseo de perfeccionarse, informar o dar una opinión acertada, hablan, hablan y hablan de todo, y de todos, como si la libertad de expresión se hubiera confundido con un libertinaje que raya con la locura social.
La libertad de prensa, está justamente, limitada al avasallamiento de las personas, por eso es que la Ley, multa y restringe su función a quienes abusan de la misma y la transforman en un daño hacia otra persona, tipificándolo en la figura legal del «dolo».
En otras palabras, nadie puede decir de nadie (en Argentina) que fulano o mengano es ladrón o autor de un robo, sin tener las pruebas necesarias y el correspondiente aval de la fuente fidedigna.
Por ese motivo, es que los y las periodistas se profesionalizan, en universidades o en forma empírica, a través de los años de ejercer su profesión. Aprendiendo, justamente el oficio de los diferentes géneros periodísticos. Que no es otro tema, que el de saber identificar cuándo una fuente, es o no fidedigna.
Es decir, que la irresponsabilidad de quienes ejercen el rol periodístico, sucede cuando se injuria, o se denosta a alguien sin tener las pruebas suficientes. Dejando, en este caso el arbitrio a los Gobiernos de censurar con la ley, la extralimitación de la libertad de prensa.
 Cuantas veces, hemos escuchado en las radios, que los conductores de programas leen textualmente, en vivo, los mensajitos de textos. Esa práctica, tan común, es una responsabilidad muy grande que asume, no quien emite el mensajito, sino quien la lee al aire público.
Igualmente ocurre cuando se hacen los programas en vivo, que ponen los pelos de punta, a los televidentes, con las supuestas peleas verborrágicas de vedets o actrices de la farándula nacional.
Días pasados salió a luz un hecho lamentable ocurrido en Perú, donde la producción del programa «la máquina de la verdad» puso al aire y en vivo su primer programa, a una joven de 19 años, quien confesó que trabajaba en un prostíbulo y que había engañado a su novio. Esta extralimitación de la libertad de expresión de ese programa, derivó en muerte. Ya que el novio, sintió avasallada su honra, y motivado por la venganza, buscó a la chica, la drogó, luego la violó y finalmente la mató.
Estos ejemplos extremos, deben servir en estos momentos para poner claro sobre oscuro, lo correcto de lo incorrecto. Gozar de la hermosa libertad de expresión, no debería significar abusar de la misma, y saber tamizar, con el profesionalismo, que solo los verdaderos periodistas están en condiciones de merituar sobre esta temática.
Subjetivamente, habría que decir que: cuando en los distintos medios de comunicación, se confunde al emisor de mensajes con periodistas, lo único que se está ejerciendo, es el atropello a la profesión. La cual debe ser defendida con uñas y dientes, porque de lo contrario, se pone en riesgo la comunidad entera. Es casi lo mismo, que los familiares permitan que sus seres queridos sean operados en un quirófano, por un grupo de personas , donde no hay ningún médico.

No hay comentarios: