lunes, 18 de junio de 2012

EDITORIAL

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Decir lo que hay que decir, ¿es posible en este pueblo de locos?

Por Juan Alberto Gómez

A veces me pregunto, de qué sirve ser periodista. Siento esto en estos días que pasamos por los festejos del Dia del Periodista, y noté esta amargura en medio de los festines pasajeros. Siento que asisto impávido a un escenario donde la bruma de las noticias va sumando cada día mas nubes en el cuadro informativo del pueblo.
Siento que la locura ha abrazado fuertemente a todos los poderes. Siento que me estoy volviendo tan viejo, que veo que nadie tiene deseos de soñar, ni alegrarse por los olores, o vapores de ese pueblo lindo que amanecía con los ruidos de una fuerza joven que otrora, hacía entusiasmar a los seres que habitamos esta tierra.
Ahora siento cierta melancolía irremediable, que me doy cuenta en los jóvenes, en los maduros y en los viejos, que todo es pasmoso, aburrido, sin sorpresas. Es como si ya supiéramos de antemano lo que viene…, el caos, la pesadumbre, los fracasos, la sin razón de estos hombres y mujeres que han forjado un destino que nadie ha querido.
Siento que la gota ya ha rebasado tanto al vaso, que nos da lo mismo, que se haga o que no haga nada por nadie, ni por la salud, ni por la educación, ni por la economía, nada de nada, nos importa un pepino, porque ya sabemos que los locos que idearon tantos temas en los cafés, de cafetines trasnochados, ya hicieron lo suyo y nada, no pasó nada.
Quien podrá arreglar ahora que los jóvenes no se droguen y te den vuelta un anciano en la esquina, que tu abuelo querido, tan querido como tu viejo, quede a merced de unos hijos de puta, que no sabemos quien los parió!.
Siento que el esfuerzo por el laburo es de dudosa imitación, y mientras la concentración de los mas tercos, mantiene todavía viva la vela de la esperanza, otros, en este mismo instante se encargan de apagar sus ilusiones, porque muestran a través de famosos periodistas su asistencia al festín de los mediocres, que corrompidos buscan mantenerse en sus cómodos sillones, dejando que los niños hagan castillos de arena en las pantallas al estilo Robin Hood.
 

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