lunes, 19 de marzo de 2012

LA CRISIS GLOBAL Y LOS ESQUEMAS DE PODER


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Escribe Carlos Torre Moyano

Los Ingleses de tradición democrática en Europa, son los inspiradores y creadores de los tres momentos más dolorosos de la historia. El primero: fue el infame comercio de esclavos en el mundo. El segundo: el colonialismo como forma prepotente de usurpación, que aún subsiste como estructura, en diez zonas del planeta bajo su administración. Y la tercera casi a principios del siglo XX, fueron ellos los iniciadores modernos de los campos de concentración, durante las guerras en contra los “boers” de África del Sur. Esta última idea fue posteriormente perfeccionada por Hitler y Stalin. Los países subdesarrollados, por su parte, no tienen mucho que agradecerle a estos principios democráticos aplicados por los centros de poder mundial, pues mediante sus esquemas externos de conducción , imponen todavía a los países emergentes un conductismo político de forma imperial, ya sea por su vulnerabilidad o bien por ser ellos mismos incapaces de tener gobiernos estables, sin tener que someterse a la extrema dependencia de organismos internacionales y de los países democráticos principales. Estas situaciones generan inseguridad, desintegración y falta de identidad. Resulta interesante y necesario resaltar el fenómeno recurrente de reciclar los planteos ideológicos, como una falsa respuesta que apunta a impedir y retardar la verdadera identidad del ser humano respecto de si mismo, como eje fundamental de toda preocupación, cuidado y amor. Conceptos estos que están por encima de lo ideológico y que son el resultado de un doloroso esfuerzo de la humanidad. La conflictividad y los fundamentalismos son las consecuencias de una falta de respuesta efectiva y responsable hacia la sociedad, ya que la misma ha superado por su propia razón estos esquemas perimidos. Hablar hoy en día de izquierdas o derechas, de comunismo o liberalismo, de nazismo o fascismo etc., ofende la inteligencia de toda persona normal, que sólo se nutre de una realidad agobiante e injusta. Dentro de lo presente, como posibilidad y salida de todas las tensiones estructurales, se hace necesario aceptar la quiebra formal del poder político, por haberse alejado sus representantes, del principio filosófico de Aristóteles, quien sostenía que: “la política es la primera virtud del hombre”. Es realmente vergonzante observar la falta de ética y moral de los conductores de distintos gobiernos en el mundo, lo cual demuestra la subsistencia planteada por Hegel, respecto de la relación fenomenológica “amo-cosa-siervo-alienación”. El sistema en general presenta una conflictividad creciente y a pesar del enorme poder disuasivo con que se cuenta para enfrentar los problemas, cada día es más dificultoso encontrar las soluciones. Por lo cual resulta saludable obligar a las fuerzas que operan exógenamente al gobierno, para que respondan en su proporción y responsabilidad. Para evitar la lenta expansión de los fundamentalismos es necesario una reformulación del poder político, no sólo para que sea legítimo y representativo por su origen; sino para que actúe desbloqueando las fuerzas imperativas que soporta la sociedad en su cotidiano vivir, donde no se asume la responsabilidad, ni se aplican las sanciones pertinentes para quienes corresponde. Los dictados que se requieren, son de estricta competencia de los poderes del Estado en su aplicación de la ley.


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