martes, 1 de febrero de 2011

El Ojo del Lechuzón


Populardesanluis@yahoo.com.ar
Casi me queman hasta las plumas

Medio mojado en el lomo, me aguanté. No podía dejar de reirme al ver cómo los funcionarios, ayudados por algunos empleados corrían de un lado a otro el día de la tormenta en la Pirámide famosa del Alberto.
Yo sabía que si mis plumas se mojaban mucho, no podría volar rápidamente. Pero el cuadro era muy cómico, las viejas corrían con ojitos desorbitados, otros gritaban: desenchufala, desenchufala. Y era que con la lluvia, los techos de la famosa Terraza del Portezuelo dejaban caer el agua sobre las computadoras!.
Por lo menos unas 15 máquinas se quemaron, o por lo menos hicieron ruido de explosión y había un tremendo olor a cables quemados.
Los culpables de la pobreza

Dicen que los empleados de la oficina de Turismo que está en la Av Illía se viven quejando por la forma en la que son tratados por cualquier funcionario que aparece desde el Gobierno provincial. «Nos tienen de punto, ellos saben que nosotros no tenemos ni folletines para darle a los turistas, sin embargo todos los días vienen a buchonearnos por cualquier boludez» dijo enojado uno de los empleados.

Risa e inocencia política en el bar de la Illía

Lagran carcajada de Sergnese se sintió desde la otra mesa. Este Lechuzón, siempre ten oportuno, alcanzó a escuchar cuando alguien le preguntó: Uds, van comunicar las elecciones provinciales, de acuerdo a la Constitución o de acuerdo a la Ley?. Y fue en ese momento que se oyó la carcajada.
Despúes de que se retiró este inocente opositor, Sergnese le dijo a su hijo: «estos se creen que somos pelotudos, no saben que es la Constitución la Madre de las Leyes?.
Y si no les gusta, acotó: «que judicialicen la cosa» total que importa, el hecho ya estará consumado.

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