Crónica de un grave error político

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EDITORIAL, Por Juan Alberto Gómez
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En la edición de la semana del 16 al 23 de octubre, El Popular de San Luis publicó un recuadro gris en la página 5 con el título “Espías eran los de antes”.

El error grave de este artículo se basa en la visión distorsionada de cómo se debe actuar para construir en lo político.

Más de una vez…, es mas, casi siempre, lo común es ver a los opositores dividiéndose, peleándose unos a otros. Sectores radicales, con peronistas, radicales de izquierda contra radicales del centro e igualmente con los socialistas, los comunistas y los peronistas. Esto es casi una mecánica que se pone en acción cada 2 años, momentos previos a las elecciones.

“Los hermanos sean unidos, porque esa es la Ley primera, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera” decía el Martín Fierro. Acá en San Luis, no los devoran inconscientemente, para nada, se ponen ketchup, savora y mayonesa en su piel para gustar mas.

Metafóricamente hablando, esto es lo que ocurre con muchos dirigentes de la oposición en San Luis. A veces no se dan cuenta, pero en la mayoría de las veces danzan como bufones del rey para quedar bien en la orquesta de amanuenses. Es triste, pero es verdad.

En la crónica mencionada se denosta a tres dirigentes opositores de una forma despectiva y sin sentido práctico de la crítica. Evidentemente, que el fin es el de coartar fuerzas en pos de la unión de la oposición en la provincia. Pareciera una típica maniobra del mismo “camorrero” de siempre. Ese que pone el poder para dividir y dividir.

El mencionado error no sería tan grave, si no hubiera sido publicado en El Popular, ya que es sabido que la línea de este medio es el de construir en pos de alternativas políticas para mejorar la desastrosa realidad de la provincia. A veces tragándose sapos para no favorecer al desencanto social en el que se encuentra desde hace muchos años.

Queda claro de este modo que se trató de un grave error de dirección. Y es comprensible que esto ocurra cuando se sostienen parámetros de libertad de expresión, por eso vale el rigor de la aclaración.

Aquellos que no reconocen sus errores, caminan siempre por la raya de la soberbia y este no es el caso. A quien le quepa el sayo, que se lo ponga”, es hora de entenderlo.