De nuestra mayor consideración nos dirigimos a Ud. a fin de contarle la situación de avasallamientos que hemos estado viviendo este último tiempo y la que confiamos no ha sido comunicada, ni llegado a oídos de la máxima autoridad del Ejecutivo provincial.
Nos encontramos en una localidad tranquila, la que reconocemos como ‘paraíso natural’, la que ostenta belleza autóctona, propia, la de gente común, de pueblo, donde todos sabemos quién es el otro.
Este lugar señalado es Potrero de loa Funes, un canto vivo al paisaje y queremos así sea, perdure y transcurra en el tiempo como valuarte de patrimonio ecológico y cultural, como tesoro ambiental, admirado y respetado por todos.
Hablamos como vecinos de la localidad, los que nos autoconvocados en la búsqueda del afianzamiento de nuestros derechos, aquellos principales inherentes a nuestra condición de seres humanos avasallados y olvidados luego por intereses que ajenos a los nuestros, movilizan a otros y paralizan a algunos.
Necesitamos de un oído atento y capacidad de compresión porque la mayor de las vergüenzas a la que hemos asistido es la de escuchar los reclamos de una joven casi niña, que asegura de sus adultos no saben tratar con los políticos que la desheredaron, que la vaciaron de todo el esfuerzo de una vida de trabajo de su abuela y su madre.
Son tantos y numerosos los casos de abuso de expropiaciones, y tan distintas entre sí que es difícil creer lo que sucede, la ley lo ampara?
La mayoría de ellos se han concretado de modo abusivo. Sin notificaciones previas, sin edictos, ni documentación que lo avale. Sin avisos formales o informales.
En fin, frente a una total ausencia de respeto por el otro, de un marco jurídico que garantice el derecho a la propiedad e inversones privadas. -Caso testigo vecinos de Potrero y Dique La Sepultura-Merlo.-
No otorguemos valor al afectivo pues necesitaríamos varias carillas para contarle lo que sentimos. Hablemos del valor inmobiliario, el tangible, el que existe en el mundo de las tasaciones reales y trasladémoslo al Potrero de este tiempo. Nadie dudaría lo que significa. Es al momento un muy buen negocio y para quien ha sido expropiado significa una pérdida cuantiosa que afecta e impacta en la estabilidad económica familiar, deforma un camino de proyectos y lo anula.
Parece imposible comprender que el rol que presumimos abusivo sea el del Estado un Estado que apoya los emprendimientos privados, se jacta de ser democrático y justo y de favorecer a los pobres.
Instamos a que a las personas afectadas por las expropiaciones compulsivas, se les de una solución certera. No 0,80 centavos, no 1,30 centavos que es lo que se pretende pagar por el metro cuadrado de nuestra valiosa tierra puntana.
Si existe voluntad y entonces es la ley la que lo impide, algo está mal. Si lo que no existe es voluntad política o decisión algo está peor aún.
Se puede expropiar a favor del ‘bien común’, hacer inversiones millonarias, lograr una importante explotación, un interesante flujo de dinero o más que interesante flujo de dinero, se puede mostrar Potrero al mundo, se puede…
Pero no cargar semejante mochila en la espalda del yugo de la figura del expropiado.
Atte. Vecinos Autoconvocados
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