viernes, 28 de septiembre de 2012

PAGINA 6

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¿Qué dice la Biblia de la adivinación, la hechicería, la magia y cosas similares?
Hoy en día es frecuente ver en la televisión adivinos que echan las cartas del tarot a los que la gente llama a través de una costosísima línea telefónica para  que les revele su fu-turo.
También es muy frecuente encontrar en la prensa general anuncios de todo tipo de curanderos, así como los horóscopos y otras previsiones astro-lógicas. No cabe la menor duda de que el 99% de ellos son burdos estafadores que se quieren aprovechar de la buena fe de los igno-rantes (porque al fin y al cabo, si realmente ven el futuro ¿por qué no compran el boleto ganador de la lotería en lugar de sacarle dinero a gente que no llega a fin de mes?). Quizás haya un 1% de ellos que sí tenga alguna facultad paranor-mal, aunque si esto real-mente es así, sabemos, con toda seguridad, que su po-der vidente procede del Malo, no de Dios.

 
Antiguo Testamento

 
La Santa Biblia es muy clara y contundente al respecto:
El profeta Jeremías lo advirtió pero no le hicieron caso: «Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos, ni hagáis caso de los sueños que sueñan. Porque falsamente os profetizan en mi nom-bre. Yo no los envié, ha dicho Jehová». (Jeremías 29:8-9).
Para Dios la adivinación es pecado: «Como pecado de adivinación es la rebelión, como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto rechazaste la palabra de Jehová, también él te ha rechazado para que no seas rey» (1Samuel 15:23). Este pecado pone rabioso a Dios: «Pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom, y observaba los tiempos, confiaba en agüe-ros, era dado a adivi-na-ciones y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira» (2 Crónicas 33:6). Y ordena: «No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándolos con ellos. Yo, Jehová, vuestro Dios» (Levítico 19:31).
O sea que es un pecado, despierta la ira del Señor y Él mismo nos ordena evitarlos, porque nos contaminan con sus malas artes.
¿Castiga Dios la adivi-nación y la brujería? Sí. De hecho en el antiguo Israel tales prácticas estaban penadas con la muerte: «A la hechicera no la dejarás con vida» (Éxodo 22:18) y «El hombre o la mujer que consulten espíritus de muertos o se entreguen a la adivinación, han de morir; serán apedreados, y su sangre caerá sobre ellos» (Levítico 20:27). Por su parte, el Señor amenaza con el fuego a una adivina y a quienes le han consultado (Isaías 47:8-15). Aunque quizás la historia más fascinante es la de Saúl, primer rey de Israel, quien acude a la adivina de Endor para consultar con los muertos. Ante tal desobediencia, Dios es tajante y decide desposeerle de la corona y entregar  su reino a los enemigos filisteos (1Samuel 28:3-19).

Nuevo Testamento
Hasta ahora hemos visto lo que dice el Antiguo Testamento, famoso por su severidad, pero ¿qué dice el Nuevo? ¿Es acaso más condescendiente con este pecado? No. De hecho, apunta directamente a quienes lo practican como firmes candidatos a quemarse en el infierno si no se arrepienten de sus fechorías: «Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda».(Apocalipsis 21:8). Los santos y los justos podrán entrar en el Reino de los Cielos «pero los perros estarán afuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras y todo aquel que ama y practica la mentira». (Apocalipsis 22:15).
«Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, in-mundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

(Gálatas 5:19-21). La Biblia.

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