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San Luis
13n Jun 2012. La fábrica de alternadores y motores de arranque
“Indiel-Prestolite” ha quedado atrapada en manos del joven juez Ernesto Milán a
cargo del juzgado Nº 3 de la
Ciudad de San Luis. Con esta singular situación, son cerca de
400, los empleados, entre el personal de La Matanza y del Parque Industrial de San Luis, los
que no pueden continuar su producción de alternadores y motores de arranque en
forma industrial.
Estos
empleados deben seguir padeciendo los “intrígales chíngules” de una burocracia
local, nacional e internacional. Las operarias en San Luis, tejen la esperanza
de arrancar de una vez y no seguir como “penélopes” destejiendo y tejiendo para
sentirse un poco útil en una sociedad que no escucha ni entiende de reclamos. Los
días pasan sin siquiera les habiliten el gas o la electricidad a gran escala
para la producción de sus productos.
CERCA DE
400 OPERARIOS EN MANOS DE UN JUEZ DE SAN LUIS
La crítica
situación por la que atraviesa Indiel – Prestolite
San Luis
13n Jun 2012. La fábrica de alternadores y motores de arranque
“Indiel-Prestolite” ha quedado atrapada en manos del joven juez Ernesto Milán a
cargo del juzgado Nº 3 de
La situación se tensa cada día mas, debido a
que todo el personal se encuentra sin cobertura social y con los mínimos
ingresos que otorga la Nación
en forma provisoria. Esto ocurre desde el 4 de Mayo, fecha en que se decretó la
quiebra de Indiel – Prestolite.
Alberto
Cuello, miembro de la
Comisión coordinadora de la actual cooperativa, expresó que
el juez, Ernesto Milán, fue quien nombró como síndico al estudio González y
Asociados, quienes ya han auditado la empresa, pero todavía dilatan la
situación por cuestiones formales.
Son 230
empleados en San Luis, y 150 en La
Matanza , que se encuentran sin continuidad laboral desde el
31 de Diciembre del año pasado. Solo perciben un cheque de trescientos pesos
semanales que les consiguió Guillermo Moreno desde la Secretaría de Comercio
de la Nación ,
con la articulación de funcionarios de la Municipalidad de la Ciudad.
Estos
empleados deben seguir padeciendo los “intrígales chíngules” de una burocracia
local, nacional e internacional. Las operarias en San Luis, tejen la esperanza
de arrancar de una vez y no seguir como “penélopes” destejiendo y tejiendo para
sentirse un poco útil en una sociedad que no escucha ni entiende de reclamos. Los
días pasan sin siquiera les habiliten el gas o la electricidad a gran escala
para la producción de sus productos.
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