martes, 12 de abril de 2011
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Hay algunos que se asustan de las peleas... pobres, añoran las dictaduras
Opinión
Juan Alberto Gómez
Cuanto hemos sufrido los argentinos en estos últimos 200 años de vida como nación. Principalmente hemos sido víctimas pasivos de decisiones prepotentes de militares anti Patria disfrazados de hombres probos, que han golpeado los gobiernos populares en sistemáticos golpes de estado, signando a la Argentina a una costumbre cíclica desde comienzos del siglo pasado.
La excusa de ellos, podría sintetizarse en una sola oración: «Salvar al pueblo del caos». Siempre han llegado con esos aires de maestro o preceptor de escuela, queriendo prohibir las reuniones políticas, las discusiones callejeras, las pintadas. Las acaloradas sesiones en las legislaturas. Eso para ellos es «caos».
Lo grave es que ahora, en el 2011, todavía hay gente que no comprende que esos «caos», esas discusiones pasionales, son propias de la democracia viviente. La misma que ocurrió en la Plaza de Mayo cíclicamente desde 1810 a la fecha.
Mas grave aún es la situación puntana, donde el rigor de los militares de la última dictadura duró siete años, para pasar luego a un gobierno monárquico que lleva 28 años de ejercicio y, que obviamente ha violado lo mas esencial de la democracia, que es la ALTERNANCIA. Por lo que ha sido considerada la provincia con menos calidad democrática de todo el país.
La consecuencia de este régimen es la timidez de un pueblo víctima de las garras invisibles de su forma totalitaria.
Amigos, compañeros, vecinos y militantes estamos abocados últimamente a buscar un camino distinto al trazado en otros años para poder salir de este círculo vicioso.
Muchos han salido por los distintos medios a manifestar su «horrorización» por las discusiones políticas que han empezado a ocurrir entre compañeros kirchneristas. Precisamente «Persiquistas y Vergesistas».
Pregunto y me pregunto: ¿Está mal calentarse con pasión por mejorar lo que nos pasa?.
Ni siquiera ha habido un tomate tirado!, por favor!, dejemos que haya calor político de verdad. Que los hombres y mujeres, embarazadas o no, discutan y se metan en el ruedo sin miedo. Siempre hemos sido tildados por «pachorrientos» o conformistas!, apuntemos a abandonar la modorra o la siesta y copiemos del fulgor que hoy contagian estos compañeros, que seguramente no son lo mejor que tenemos en la oposición.
Pero tampoco seamos como esa niña de 15, que sueña con un príncipe azul, rubio, ojos azules, lleno de dinero... apostemos a la realidad. Esto es lo que tenemos. ¿Que otros candidatos, mas que Vergés o Pérsico, o Ricardo hay?.
Por lo menos que tengan condiciones, es decir aparato político preparado para la próxima elección a gobernador.
Mas que salir a «horrorizarse» por estas acaloradas discusiones recientes, que ni siquiera han sido tan acaloradas. Dos o tres gritos, expresiones de Farías pidiendo silencio o mojándole la oreja a Pérsico... son cosas buenas, propias de la verdadera democracia. Eso es lo que nos hacía falta. Debíamos involucrarnos para discutir y gritar fuerte. Basta de ser sumisos y añorar los tiempos del orden cerrado.
O acaso, proclamamos la democarcia, pero añoramos la dictadura?.
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