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Fundamentos del equilibrio
Escribe: Carlos Torre Moyano
«Feliz el hombre que encuentra su alegría y su fuerza en la prosperidad de su patria»
Esta hermosa frase la escribió el gran poeta alemán Holderlin en su libro de prosa «El hiparión», en el año 1794.
De estas líneas podemos inferir que la alegría o la tristeza, que un pueblo siente cotidianamente, tienen que ver con el nivel de prosperidad que perciben en su familia y en la sociedad con la cual conviven. Esta problemática tan compleja y profunda, no se soluciona con festivales, mentiras o falsificando la realidad; creemos que se puede resolver desde la conciencia colectiva, armando y respetando la condición humana, dentro de un marco ético y justo de la vida. Existen momentos donde los aspectos institucionales, o materiales de la economía al ser regulados, controlados y administrados por servidores públicos dentro del Estado, no cumplimentan con el requisito esencial de la sociedad, que es estar al servicio de lo general y no sólo de lo particular, pues denota egoísmo y falta de solidaridad con nuestros compatriotas, (que quiere decir compartir la patria).
Recientes cifras consignadas por la administración del Estado Nacional son alentadoras, toda vez, que informan del mejoramiento de cinco millones y medio de personas que hoy día tienen acceso a una jubilación, o que cuatro millones de familias perciben ayuda médica y de dinero a través de la asistencia familiar por cada hijo menor, con la única obligación de educar y revisar periódicamente la salud de los mismos, con el agregado de recibir todos los medicamentos de forma gratuita. Sintamos alegría como dice el poeta citado, por la mejora de nuestros hermanos desde Dios, terminemos con los cuestionamientos absurdos de políticos inescrupulosos, que solo piensan en función de sus intereses y que todos los días lo único que hacen es desvirtuar la democracia como sistema político, fundamentada en la ética, la solidaridad y la participación social de todos los sectores sin exclusión de ninguna naturaleza.
El poder, la justicia, el amor y todas las manifestaciones del hombre, son el resultado de la evolución de la conciencia y este siglo sin dudas, es el siglo de la conciencia, todo cuanto hagamos está referida e íntimamente ligada con su Ser.
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