domingo, 7 de noviembre de 2010

Efectivos del COAR con muchas contradicciones

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JUICIO A LUCERO
FUENTE: Periodistasenlared.com.ar
NOTA: Carlos Rubén


San Luis (Pelr) 04-11-10. En una nueva jornada del juicio oral y público que se lleva adelante al único imputado por la muerte de la oficial de policía Lidia Molina, Rubén Lucero, de diez testigos que tenían que comparecer, solamente lo hicieron tres, quienes eran efectivos del grupo especial COAR en la época en que sucedieron los hechos. Las contradicciones en sus declaraciones fueron las principales protagonistas de la audiencia.
El motivo principal de estas testimoniales, se basan en tratar de dilucidar los porqués del retiro de su turno en ese grupo policial del oficial Alejandro Báez, justamente el 29 de agosto de 2006, día en que supuestamente asesinaron a Molina, habiendo un detalle muy llamativo en el Libro de Guardia del COAR ese día, como lo es que el supuesto retiro de la guardia, por parte de Báez, está sobre escrito, algo que llama poderosamente la atención de la defensa de Lucero y que lo hace sospechoso en el hecho.
Los oficiales Rogelio Marín y Loreto Muñoz, debieron responder, principalmente, sobre las imperfecciones mostradas en el Libro de Guardia, y tal como ya se probara en el juicio por el secuestro del joven Fusco -aunque en la justicia federal-, quedó nuevamente demostrado que estos libros no son llevados con el profesionalismo que ello necesita, sino que «es normal que escribamos arriba de lo ya escrito, si nos olvidamos de algo» dijo uno de los testigos, algo sumamente grave, que en algún momento se tendría que terminar, porque en casos como este se complica comprobar si Báez realmente fue ese día al COAR y se retiró o si nunca fue y se lo hizo aparecer como que fue y se retiró.
A su turno, fue Sergio Quiroga el dueño de las contradicciones, aunque éste se amparó en el misterioso laberinto de la memoria, que hace que se ‘olviden’ detalles importantes y ‘mágicamente’ se recuerden otros de menor importancia.
Quiroga fue el encargado de ir a buscar a Báez a su domicilio, porque el jefe del COAR quería entrevistarlo, puesto que iba a ser investigado por la muerte de Molina, que a esa altura de los acontecimientos ya había sido encontrada sin vida.
Las contradicciones de Quiroga, es que por momentos señaló que no sabía del romance entre Báez y Molina, pero a renglón seguido admitió haberlo llamado por teléfono, sin que Báez lo atendiera. Luego fue el propio Báez quien lo llamó y ahí le dijo que lo esperara fuera de la casa porque lo iba a buscar y no quería que la esposa de Báez se enterara, admitiendo lastimosamente que sí conocía la relación Báez-Molina, algo que había negado segundos antes.

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