EDITORIAL
Por Juan Alberto Gómez
Si 20 años no es nada, menos serán su mitad!, o no?.
Así es, vamos por más, seguimos en la lucha, nunca abandonamos el barco, estas y otras frases han sido dichas miles de veces en estas 1598 ediciones que empezamos un 20 de julio de 1999 cuando lanzamos el primer número del Popular.
Nadie puede medir la pasión en el tiempo transcurrido, uno sólo avanza sin opciones, el sistema lo empuja y uno, va... y va decidiendo esos pasos de acuerdo a sus vísceras… el corazón, el estómago y el cerebro actúan como autores materiales de cada paso. Así es. Paso a paso como hemos ido pasando estos 10 años juntos, amalgamados entre Uds., amigos y enemigos, lectores, suscriptores, clientes, familias, laicos, pastores, curas y ángeles que han ayudado a que en la ciudad de San Luis hubiera una expresión de periodismo independiente impreso en edición gráfica para que queden acuñadas las vivencias simples, las opiniones y noticias de aquellos hechos, que nosotros suponemos, el poder no quiere escuchar.
No por caprichosos es que vamos en contra de la corriente, sino que hemos estudiado, y técnicamente tenemos fundamentos para pretender existir y exigir respeto como voz disonante de los ruidos que emite el pueblo… ese ruido que desde hace mucho tiempo se escucha en los quehaceres cotidianos, cuando alguien muere, cuando hay estafas, cuando echan gente o cuando hacen ruido las tripas de los niños con hambre.
El poder quiere escuchar todo lo contrario, que acá está todo lindo, que acá hasta los pobres tienen wi fi, y que los niños se preocupan por la compus y se comparan sus notebooks entre ellos, que el pueblo acepta que sus gobernantes viajen a Europa y anden en 4 x 4 , que de hecho es así, el pueblo puntano tiende a justificar el "hacen pero roban, matan y cagan". Pero, esa minoría que no lo acepta, ese otro sector –podría ser ahora hasta de un 60% real-, esos que pensamos diferentes, que increíblemente no podemos ponernos de acuerdo, pero que tampoco aceptamos las torpezas e incoherencias de un gobierno caprichoso que rompe las reglas básicas de la democracia, que abusa de los dineros públicos y arma su propio bunker como un estado independiente de la Argentina. Ese sector rebelde es al que aspiramos a representar, a ellos dirigimos nuestros lazos, con ellos queremos contar para ser más fuertes, más grandes, más independientes y más prósperos.
Yo, como director de este matutino, que por ahora sale semanalmente, he sido el artífice de este emprendimiento y he sabido silbar bajito cuando nos hemos equivocado, pero ahora quiero gritar a viva voz que teníamos y tenemos razón cuando decimos que hay que cambiarle el color político a este gobierno, que ya es hora de decir basta, de llamar a los vecinos a rueda de mates, de autoconvocarnos y entre charla y charla armarse como asociaciones vecinales o barriales y acercarse a los dirigentes opositores y exigir juntarse en pos del bien de un pueblo que obviamente está para atrás. Bien para atrás, porque nadie –de este sector- puede negar que estamos de yapa en el contexto nacional, que no tenemos proyección, que hemos perdido toda posibilidad de desarrollo económico genuino, que no tenemos industrias locales netas, que la educación y la salud pública son el reflejo de una miseria franciscana, con hospitales en franca decadencia y con escuelas vacías de ganas de educar, con maestros y profesores divididos - a propósito- entre aquellos que sufren del salario pobre, y aquellos que asisten de puro chupamedias en detrimento de la base de la educación, que es el de formar alumnos con mentes íntegras en seres dignos.
Que la justicia y las legislaturas son un disfraz que adorna el moño de un regalito, bien presentado en eventos especiales.
Por eso digo, hoy cumplimos 10 años de remo y remo en la misma vereda, diciendo y contando los días uno a uno, para ver si en uno de esos, hay ecos de estruendos que algún día escucharemos, que nos indiquen el fin de una etapa bárbara. Etapa que lleva 26 años de opresión y mentiras hilvanadas con finos hilos de un tejar hecho a medida del patrón. Patrón que no descansa en bregar por su continuismo en el manejo de la provincia desde el 10 de diciembre de 1983 a la fecha.
Finalmente, en esta nota quiero abandonar el contexto e introducir el tema de mi esposa, esa hermosa mujer que me abandonó el pasado jueves 9 de julio, ella me ayudó en todos los emprendimientos que juntos imaginamos desde que éramos novios, obvio que también me ayudó a forjar este periódico, lo hizo con empeño en sus primeros números, porque ella, no era periodista, tampoco le gustaba esta profesión, pero ella me ayudaba en las tareas más duras. En esos momentos en que uno pierde las ilusiones, los bajones, las derrotas políticas y en las primeras ediciones, donde teníamos que pasar horas y horas, pegando, cortando las fotos con el cuter, doblando papeles y ensamblando luego, los 3 pliegos de los primeros números del Popular; ella siempre me lo recordaba con picardía porque decía que yo nunca le había pagado esos días de trabajo y tenía razón, pero como era mi esposa, nunca alcanzó el dinero para eso. Qué ironía más bonita!.
Ahora ella descansa en paz en el más allá, allá donde nadie sabe bien cómo es y si alguien hubiera aquí en la Tierra que lo supiera, le pido que le hagan saber de esto, que seguro le va a gustar mucho.
Por Juan Alberto Gómez
Si 20 años no es nada, menos serán su mitad!, o no?.
Así es, vamos por más, seguimos en la lucha, nunca abandonamos el barco, estas y otras frases han sido dichas miles de veces en estas 1598 ediciones que empezamos un 20 de julio de 1999 cuando lanzamos el primer número del Popular.
Nadie puede medir la pasión en el tiempo transcurrido, uno sólo avanza sin opciones, el sistema lo empuja y uno, va... y va decidiendo esos pasos de acuerdo a sus vísceras… el corazón, el estómago y el cerebro actúan como autores materiales de cada paso. Así es. Paso a paso como hemos ido pasando estos 10 años juntos, amalgamados entre Uds., amigos y enemigos, lectores, suscriptores, clientes, familias, laicos, pastores, curas y ángeles que han ayudado a que en la ciudad de San Luis hubiera una expresión de periodismo independiente impreso en edición gráfica para que queden acuñadas las vivencias simples, las opiniones y noticias de aquellos hechos, que nosotros suponemos, el poder no quiere escuchar.
No por caprichosos es que vamos en contra de la corriente, sino que hemos estudiado, y técnicamente tenemos fundamentos para pretender existir y exigir respeto como voz disonante de los ruidos que emite el pueblo… ese ruido que desde hace mucho tiempo se escucha en los quehaceres cotidianos, cuando alguien muere, cuando hay estafas, cuando echan gente o cuando hacen ruido las tripas de los niños con hambre.
El poder quiere escuchar todo lo contrario, que acá está todo lindo, que acá hasta los pobres tienen wi fi, y que los niños se preocupan por la compus y se comparan sus notebooks entre ellos, que el pueblo acepta que sus gobernantes viajen a Europa y anden en 4 x 4 , que de hecho es así, el pueblo puntano tiende a justificar el "hacen pero roban, matan y cagan". Pero, esa minoría que no lo acepta, ese otro sector –podría ser ahora hasta de un 60% real-, esos que pensamos diferentes, que increíblemente no podemos ponernos de acuerdo, pero que tampoco aceptamos las torpezas e incoherencias de un gobierno caprichoso que rompe las reglas básicas de la democracia, que abusa de los dineros públicos y arma su propio bunker como un estado independiente de la Argentina. Ese sector rebelde es al que aspiramos a representar, a ellos dirigimos nuestros lazos, con ellos queremos contar para ser más fuertes, más grandes, más independientes y más prósperos.
Yo, como director de este matutino, que por ahora sale semanalmente, he sido el artífice de este emprendimiento y he sabido silbar bajito cuando nos hemos equivocado, pero ahora quiero gritar a viva voz que teníamos y tenemos razón cuando decimos que hay que cambiarle el color político a este gobierno, que ya es hora de decir basta, de llamar a los vecinos a rueda de mates, de autoconvocarnos y entre charla y charla armarse como asociaciones vecinales o barriales y acercarse a los dirigentes opositores y exigir juntarse en pos del bien de un pueblo que obviamente está para atrás. Bien para atrás, porque nadie –de este sector- puede negar que estamos de yapa en el contexto nacional, que no tenemos proyección, que hemos perdido toda posibilidad de desarrollo económico genuino, que no tenemos industrias locales netas, que la educación y la salud pública son el reflejo de una miseria franciscana, con hospitales en franca decadencia y con escuelas vacías de ganas de educar, con maestros y profesores divididos - a propósito- entre aquellos que sufren del salario pobre, y aquellos que asisten de puro chupamedias en detrimento de la base de la educación, que es el de formar alumnos con mentes íntegras en seres dignos.
Que la justicia y las legislaturas son un disfraz que adorna el moño de un regalito, bien presentado en eventos especiales.
Por eso digo, hoy cumplimos 10 años de remo y remo en la misma vereda, diciendo y contando los días uno a uno, para ver si en uno de esos, hay ecos de estruendos que algún día escucharemos, que nos indiquen el fin de una etapa bárbara. Etapa que lleva 26 años de opresión y mentiras hilvanadas con finos hilos de un tejar hecho a medida del patrón. Patrón que no descansa en bregar por su continuismo en el manejo de la provincia desde el 10 de diciembre de 1983 a la fecha.
Finalmente, en esta nota quiero abandonar el contexto e introducir el tema de mi esposa, esa hermosa mujer que me abandonó el pasado jueves 9 de julio, ella me ayudó en todos los emprendimientos que juntos imaginamos desde que éramos novios, obvio que también me ayudó a forjar este periódico, lo hizo con empeño en sus primeros números, porque ella, no era periodista, tampoco le gustaba esta profesión, pero ella me ayudaba en las tareas más duras. En esos momentos en que uno pierde las ilusiones, los bajones, las derrotas políticas y en las primeras ediciones, donde teníamos que pasar horas y horas, pegando, cortando las fotos con el cuter, doblando papeles y ensamblando luego, los 3 pliegos de los primeros números del Popular; ella siempre me lo recordaba con picardía porque decía que yo nunca le había pagado esos días de trabajo y tenía razón, pero como era mi esposa, nunca alcanzó el dinero para eso. Qué ironía más bonita!.
Ahora ella descansa en paz en el más allá, allá donde nadie sabe bien cómo es y si alguien hubiera aquí en la Tierra que lo supiera, le pido que le hagan saber de esto, que seguro le va a gustar mucho.
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